Sabiendo que la medusa es un animal urticante, me preguntaba porqué les dicen así a las personas que hablan mucho. En especial, a las que no parecen coordinar bien sus pensamientos y hablan muchos disparates. Entiendo que las medusas no hablan.
Buscando entre las particularidades del susodicho animal, supe que este por donde come defeca. De ahí que le dicen así, a las personas que no piensan antes de hablar. Defecan por la boca. Dicen muchas majadas.
Pero me ha llamado la atención, que también le dicen así a personas consideradas inteligentes. Se registra a destacados personajes, que son eminencias en sus respectivas profesiones, mas sin embargo, cada vez que abren la boca, es como si se quisieran suicidar. Son magníficos profesionales, pero pésimos expositores. Están pagando cara esta condición.
Por el contrario, hay personajes, que son verdaderas lacras sociales, pero que han depurado sus locuciones. Saben conmover a sus detractores y salen airosos de todos sus apuros.
Hablar con corrección puede llegar a significar la diferencia entre la vida y la muerte. Es importante ir limpiando el vocabulario y aprender a coordinar los pensamientos.
No somos medusas. No excretemos por la boca. Hablemos menos sandeces. Ejercitemos nuestra mente y limpiemos nuestro vocabulario, para que no nos condene nuestras propias palabras.
Cultivemos el buen hablar por nuestra propia prosperidad. Que nuestro hablar de agradable oír. Que tenga una elegante coordinación. Que de nuestros labios broten palabras de vida, de aliento, de amor, de paz y esperanza.
¡NO SOMOS MEDUSAS!
¡NO DEFEQUEMOS POR LA BOCA!
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