Por: Ramón Cuas
TODO CAMINO CONDUCE A UN LUGAR
Hay
gente que piensa que hay camino que no conduce a parte alguna. Nada más
incierto que eso. Todo camino tiene un destino.
Cuando
quieres ir a algún sitio, tomas el camino indicado y llegas. Si tomas el camino
equivocado, no llegarás a tu destino, pero llegarás a alguna parte, aún no sea
el deseado.
Aún
no te muevas, estás en un lugar. Te guste o no, de alguna manera llegaste hasta
ahí por un camino.
En
la vida se hace necesario tomar caminos ciertos que lleven a buenos puertos. Los
errores producen sinsabores. Los aciertos pagan, los errores cobran.
Los
caminos son tantos, como grande puede ser tu imaginación. Muchos llevan hacia
la perdición y la miseria. Otros hacer crecer tanto en lo natural como en lo
espiritual.
Los
caminos hacia la perdición son muchos. Todos tienen un denominador común: el
fracaso.
Los
caminos hacia la superación también son muchos. Llevan al éxito. Pero hay uno
en especial, que es el mejor; el de la salvación. Está señalado en la Biblia en
el evangelio según San Juan, en su capítulo 14, versículo 6: “Yo soy el camino,
y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Este
camino no tiene perdedora. Hoy por hoy urgen los aciertos. Urge tomar buenas
decisiones; llegar al mejor puerto. Estás advertido, de que no hay otro que
conduzca hacia el Padre. Cristo es el único camino.
No
es de sabio perderse. Si bien es cierto que todo camino conduce a un lugar.
Cristo es el mejor camino; el que lleva al Padre.
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