El único sobreviviente de un
naufragio llegó a la playa de una diminuta y deshabitada isla. Pidió
fervientemente a Dios ser rescatado, y cada día escudriñaba el horizonte
buscando ayuda, pero no parecía llegar.
Cansado, finalmente optó por
construirse una cabaña de madera para protegerse de los elementos y almacenar
sus pocas pertenencias.
Entonces un día, tras de merodear
por la isla en busca de alimento regresó a su casa para encontrar su cabañita
envuelta en llamas, con el humo ascendiendo hasta el cielo. Lo peor había
ocurrido, lo había perdido todo.
Quedó anonadado de tristeza y
rabia.
"Dios, ¿cómo pudiste hacerme esto?", se lamentó.
Sin
embargo, al día siguiente fue despertado por el sonido de un barco que se
acercaba a la isla. Habían venido a rescatarlo.
_"¡¿Cómo supieron que estaba aquí?!", preguntó el cansado hombre a
sus salvadores.
_"Vimos su señal de humo", contestaron ellos.
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Es fácil descorazonarse cuando las
cosas marchan mal, pero no debemos desanimarnos porque Dios trabaja en
nuestras vidas aún en medio del dolor y el sufrimiento.
Recuerda la próxima vez que tu cabaña se vuelva humo, puede ser la señal de
que la ayuda y gracia de Dios vienen en camino.
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RAMÓN VIDA es un INFORMATIVO de contenido NOTICIOSO, POLÍTICO, SALUD, SUPERACIÓN PERSONAL y ENTRETENIMIENTOS.
viernes, 2 de diciembre de 2011
El Naufragio
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Me encantó!.
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